martes, 30 de agosto de 2011

Raqchi - Cusco

"Uno de los proyectos de turismo vivencial más interesantes del Perú, se encuentra a medio camino de Cusco y Puno, cerca de la ciudad de Sicuani. Pasar allí unos días, permite al viajero descubrir un museo vivo donde lo ancestral mantiene su vigencia en distintas expresiones de cultura, como la cerámica la música, la danza, la gastronomía, la indumentaria. Parte de la comunidad es el magnífico templo inca dedicado a Wiracocha" (Prom Perú)


La comunidad de Raqchi está compuesta por unas 103 familias dedicadas a la agricultura, cerámica y, recientemente, al turismo vivencial. Los comuneros poseen parcelas pequeñas de tierra en las que siembran papas, maíz, ocas, tarwi, quinua, olluco y trigo para el autoconsumo. Debido a que esta actividad no les permitía capitalizarse, surgió en el 2002, una iniciativa para desarrollar un programa de turismo vivencial, ya que sus terrenos eran muy pequeños para vivir del cultivo.

En este lugar, además de dar a conocer las expresiones artísticas, los turistas son ataviados con las prendas típicas de la comunidad y reunidos en una de las viviendas. Allí participan en los rituales y bailan las danzas tradicionales de la zona. En tanto, por las mañanas, los visitantes reciben clases de artesanía.

Ritual místico:
En Raqchi el visitante tiene la oportunidad de participar en los pagos a la tierra que practican los comuneros como parte de sus prácticas culturales y religiosas. Estas ceremonias se realizan en el usno, y están dedicadas a la Pachamama, o madre tierra. Un comunero dotado de un poder especial está a cargo de las ofrendas, que constan de hojas de coca, chicha, minerales, vino, grasa de camélidos, dulces y otros objetos. Estos pagos a la tierra son ocasiones para que el viajero se integre con la comunidad mediante un ritual de hermandad y armonización.
Los raqchinos, en su mayoría, tienen estudios superiores: son maestros, guías de turismo o graduados en computación. Este rasgo, que fortalece la autoestima, ha sido determinante para la puesta en valor de sus recursos tradicionales. El proyecto vivencial está asociado a un proyecto de recuperación de la vestimenta tradicional, la cerámica, los alimentos y la lengua.

El concepto de Raqchi es transformar a la comunidad en un museo vivo, donde el visitante pueda compenetrarse con aspectos auténticos de la cultura quechua, pasando por unos días con los pobladores, para lo cual se han construido habitaciones y baños anexos a las viviendas de las familias.

Cuentan con unas 40 habitaciones bien equipadas y acogedoras, con baños completos, y algunos de ellos con agua caliente incluso. Las familias brindan alimentación al visitante, compuesta por platos tradicionales de la zona, en base de papa, maíz, ollucos, habas, arverjas, tarwi, quinua y trigo.


El templo inca, dedicado al dios Wiracocha, es el punto central del conjunto arqueológico de Raqchi. Esta obra maestra, posee una planta rectangular de 92 metros por 25 de ancho. Lo más impresionante es un muro central de doce metros de alto con base de piedra y cuerpo de adobe. A los dos lados del muro se aprecian las bases de 22 columnas cilíndricas. El complejo contiene aposentos para la nobleza inca, destacan además las colcas o depósitos de alimentos, así como un usno ceremonial anexo a las fuentes de agua.

Además de la visita al complejo, los comuneros organizan una caminata muy atractiva a un volcán apagado llamado Kinsachata, uno de sus apus locales. En este lugar los ceramistas se abastecen de una arena que da a las piezas una resistencia y calidad únicas.

Actualmente se producen piezas decorativas y utilitarias de excelente calidad. Destacan las paneras, cebicheras y fuente; también piezas decorativas como platos con iconografía inca que simboliza los tres mundos: el de abajo, el del medio y el de arriba, mediante las imágenes de la serpiente, el puma y el cóndor.

Video preparado por estudiantes de la Universidad de San Martín, que busca retratar algunas costumbres del pueblo de Raqchi

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